jueves, 10 de abril de 2008

LA FUERZA DEL LIDER

Todo este largo recorrido ha estado marcado por la presencia de su líder, Enrique Urrutia , quien fue el coordinador de todos los scout de sus respectivos colegios cuando los fundadores de Cahuala eran guías de esos grupos. Hoy, Urrutia, tiene 63 años y sigue siendo un importante referente.



"A mucha gente le llama la atención la importancia de Enrique en la comunidad, pero alguien tiene que ejercer un liderazgo... él hace esa labor porque es un tipo muy carismático y muy sensato", explica Fidel Miranda, Director de Ferrocarriles y Asesor de la Dirección de Presupuesto de Hacienda, quien viaja a menudo a la comunidad para visitar a su cuñada, Magdalena Serrano , y a sus sobrinos.



El rol de Urrutia es definido por algunos miembros de la comunidad como el de "un capitán de barco". Él coordina la toma de decisiones y mantiene viva la mística al interior del grupo. Es el que ha sido más firme en mantenerse y representar los principios de los Cahuala.



La organización económica de la comunidad se basa en un fondo común, al cual van a parar todos los ingresos de las distintas empresas del grupo. Hay un equipo administrador de dineros -que cambia cada cierto tiempo- y que se preocupa de distribuir las platas de acuerdo a las necesidades de cada persona.



La estructura familiar también tiene singularidades. En las 100 há. que hoy poseen hay 10 casas donde viven las parejas. Al centro se ubica la casa principal, que opera como el punto de reunión de todo el grupo. Ahí, a menudo, almuerzan y comen todos juntos. Tras la cena, reflexionan sobre las actividades del día. También ven televisión -cuentan con señal satelital- y se recrean con distintas actividades.



En la casa principal están las habitaciones de los hijos. Hoy son 7 adolescentes, a los que se suman 6 jóvenes que vivieron ahí y que hoy están estudiando en Valdivia y Santiago.



Los niños pasan a la casa principal cuando ellos y sus padres así lo deciden. En general, ese proceso se concreta en la preadolescencia, cuando los mismos hijos manifiestan deseos de independencia. El objetivo, según los cahuala, es que cuando sus propios padres deban viajar a Santiago u otra ciudad por trabajo -algo que hacen a menudo-, los niños queden al cuidado de los otros adultos del grupo, quienes se encargan de su educación. Todo Cahuala es, según sus integrantes, "una casa grande donde se cría a los niños en comunidad".



Entre las actividades diarias está la meditación, que se realiza por la mañana y la tarde. Los Cahuala se definen como una comunidad abierta:sus miembros pueden alejarse y también puede ingresar gente nueva. Muchos han pasado por momentos de crisis, en los que han tenido dudas sobre su permanencia, principalmente por el afán de desarrollarse en lo profesional. Cuando eso ha ocurrido, algunos han optado por alejarse de Cahuala por un tiempo para reflexionar y evaluar si efectivamente quieren seguir.



En 20 años, seis personas se han marchado, la mayoría de las cuales ha mantenido con los miembros la amistad que habían tejido en la comunidad. En el mismo período han ingresado cuatro nuevos integrantes. "No hay requisitos de ingreso, sino que es un proceso súper natural" explica Carlos Manríquez , sicólogo y socio de Cahuala Consultores (ver recuadro).

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